Una joven estadounidense que sufría un cáncer terminal se suicidó, luego de anunciar que lo haría, provocando una ola de debates sobre el derecho a morir.
En enero, los médicos le habían dado seis meses de vida, anunciándole que ello sería doloroso a causa de la naturaleza agresiva de su cáncer. Una portavoz de Maynard señaló hace unas semanas que la mujer planeaba fallecer ingiriendo una combinación letal de barbitúricos el primero de noviembre, debido a los constantes dolores de cabeza y otros efectos que le produce el tumor. Tras conocer la noticia, Maynard y su esposo decidieron mudarse de California a Oregón (noroeste) , al ser uno de los pocos estados que permite la eutanasia. Un médico podía en consecuencia recetarle los medicamentos necesarios para terminar con su vida, rodeada de su familia, en el lecho que compartía con su esposo. Su caso se hizo conocido en el mundo, siendo tapa del semanario People de Estados Unidos la semana pasada.
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